De nuevo pensando en ti, escribiendo lo que me haces sentir. No, me equivoco, ya tú no eres quien lo hace, son sólo mis recuerdos, mi cabeza, estos benditos pensamientos que nunca abandonan mi mente, y estas benditas lágrimas que se empeñan en resbalar por mi rostro.
¿Por qué el amor duele tanto, si es el sentimiento más sublime y divino?
¿Por qué se me clava en el pecho este dolor?
¿Por qué tenemos que estar tan lejos?
¿Por qué el cielo está triste esta tarde, será que me quiere acompañar?
¿Por qué no cae un rayo sobre mí en este mismo instante?
¿Por qué no tomas tu celular ahora mismo y me escribes que me amas, que ya esta pesadilla se acabó?
viernes, septiembre 15
Publicadas por Marifé a la/s 4:29 p. m.
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