martes, octubre 3



Ayer, aunque fue un día agotador, full de clases, estoy contenta.

En la primera clase de Cine Venezolano conocí, en persona y de cerquita, a Alberto Arvelo, excelente cineasta venezolano.

Es muy sencillo, amable, y hasta bello. Si sus obras son excelentes, él lo es aún más.

Entró con una “copia original” del largometraje Tocar y Luchar en sus manos para obsequiarlo a la videoteca de la escuela. Al principio parecía un poco introvertido, pero nada que ver. En pocos minutos nos dio una lección de esfuerzo y trabajo que quedará grabada en mi mente por muchísimo tiempo.

Me emocioné mucho, y lo admito: siento un poquito de nervios cuando estoy con personas grandes, con personas que son excelentes como profesionales y como humanos (creo que a muchos nos pasa). Casi se me atraganta la pregunta, pero lo logré… y aunque la tomé de una entrevista que leí hace poco (y lo dije, sencillamente quería escuchar la respuesta de su propia voz), el periodista le preguntaba qué simbolizaban los zapatos en sus películas; yo ya conocía la respuesta, dijo que es un símbolo personal de humildad, escogió unos zapatos por una historia de su madre quien le contaba desde pequeño que tuvo sus primeros zapatos a los seis años y nunca los usó, los dejó sobre una mesita para poder observarlos mientras se dormía.

Nos contó sus próximos proyectos… hablamos un rato más. Un momento, corrijo, él hablo un rato más. Los estudiantes estuvimos tan atentos a lo que decía, que nadie pensaba en preguntarle algo… vimos los primeros minutos de Tocar y Luchar… y luego se marchó.

Me encantaría entrevistarlo algún día… Gracias señor Alberto! Aunque dudo mucho que lea este espacio, escondido en la inmensa blogosfera de la web, pero tal vez.

2 comentarios:

Gabriel Torrelles dijo...

Vuelve a leer para que entiendas

punkserastu dijo...

Una Casa con Vista al Mar...


Acá tienes tu zapato, a mi también me gusta...


Saludos.